En este restaurante familiar, situado en la calle Nicolás Sánchez, preparan un plato típico muy sencillo que está triunfando entre los más jóvenes: las tortas chinas de panceta
Yue acude cada tarde al restaurante familiar. Allí, su madre y otros parientes cercanos preparan cada día, de manera artesanal, los productos que venden en Jin Yun Shao Bing. Empanadas al vapor, gyozas, sopas, ramen… todo se prepara con productos típicos de su tierra.
Son las 17:00 y dos mujeres de mediana edad preparan, a mano, las empanadas y sus rellenos. Me muestran el proceso: primero hacen la forma de cesta a partir de pequeñas bolas de masa. Después, con una cuchara, introducen los ingredientes antes de cerrarla. No hay máquinas ni procesos industriales; cada unidad es diferente a la anterior y eso hace tan especial este plato, que después presentan en un clásico cesto de madera.
Abren de manera ininterrumpida, y el flujo de clientes es constante. Aunque la mayoría son ciudadanos chinos, cada vez son más los españoles que acuden al restaurante. Un lugar, como dicen, ideal por su bajo precio y la rapidez del servicio.
Sin embargo, entre todos sus platos, hay uno que destaca por encima del resto: las tortas chinas. De aspecto similar a un pan de pita, se hornean en un gran horno de piedra, al carbón. Un hombre mayor les da forma, las rellena de panceta de cerdo y verduras secas y las decora con semillas. Después, las introduce dentro del horno con unas pinzas. Pasados unos minutos, observo cómo comienza a extraer los panes del fondo. Ya están totalmente dorados, listos para cortar en pequeñas porciones o introducirlos dentro de sus bolsas de papel para llevar. Y es que estas tortas, de masa de pan fina o también hojaldre, son la opción perfecta para comer por la calle. Después de probarla, entendemos por qué los fines de semana se forman colas en Nicolás Sánchez para conseguirlas.
Tal es su éxito, que van a introducir opciones dulces, rellenas de masa de judía roja, estilo anko; una opción que sirve de postre con muchos menos aditivos y sin procesos industriales.
¡VOLVEREMOS!